11/6/20

El pensamiento económico de Adam Smith

Adam Smith nació en Escocia, en un día primaveral de fecha desconocida del año 1723 y fue bautizado el 5 de junio del mismo año. A los catorce años abandonó su pueblo natal para ingresar en la Universidad de Glasgow y a los veintitrés concluyó brillantemente sus estudios. En 1748 se le presentó la oportunidad de dar una serie de conferencias en Edimburgo. Lejos de desaprovecharla, durante los dos años siguientes disertó sobre diferentes temas como la retórica, la economía y la historia dándose a conocer con éxito como escritor con la publicación de algún artículo en la Edimburgh Review.

Con las conferencias cosechó un éxito tal que en 1751 le ofrecieron un puesto de profesor de lógica en la Universidad de Glasgow. Tras un año en este puesto, cambió las clases de lógica por las de filosofía moral, que además de resultarle más interesantes estaban mejor remuneradas. Para Adam Smith, se trató de una etapa de gran creatividad que él definiría luego como el período más feliz de su vida.


En Glasgow formaba parte de un selecto círculo integrado por intelectuales, científicos y, en especial, por destacados comerciantes dedicados al comercio colonial desde que en 1707, a raíz de su unión con Inglaterra, éste quedara abierto para Escocia. Sus ideas y opiniones sobre el comercio y los negocios representaron una información de primera mano para el futuro economista y, en contacto con dicho círculo, conformó las tesis que cristalizarían más adelante en su obra.


Efectivamente, Adam Smith impulsó de manera notable el desarrollo de la economía como ciencia moderna. En 1776 se publicaron en Londres sus Investigaciones sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, en cinco volúmenes, una de las cimas del pensamiento económico moderno.

La obra fue pionera en muchos campos y pronto se convirtió en su trabajo más difundido. Representaba el primer gran trabajo de economía política clásica y liberal. En ella se aplicaban a la economía, por vez primera, los principios de investigación científica en un intento de construir una ciencia independiente. Continuación del tema iniciado en su obra filosófica (Teoría de los sentimientos morales, interesantee este enlace hecho por alumnos) y en base a la misma, mostraba cómo el juego espontáneo del egoísmo humano bastaría para aumentar la riqueza de las naciones, si los gobiernos dejasen hacer y no interviniesen con medidas y regulación.

En las La riqueza de las naciones, Smith recoge y coordina críticamente las teorías económicas elaboradas hasta entonces desarrollándolas ampliamente y sobre todo tratando de recogerlas alrededor de un criterio unitario: la autonomía de la actividad económica (cuyo fundamento es la utilidad individual) respecto a la moral (cuyo fundamento es la simpatía). "El hombre tiene casi siempre necesidad de la ayuda de sus semejantes, pero la esperaría en vano sólo fiado en su benevolencia. No es la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero de lo que esperamos nuestra comida, sino de la consideración de su propio interés". He aquí la primera afirmación de la teoría del hecho económico en relación con la moral, sin que por esto surja entre ambos ninguna forma de oposición.

Con esta premisa, pasa Smith a la construcción de su sistema. Superando decididamente la posición fisiocrática, asegura que no es la naturaleza, sino el trabajo, la fuente de donde una nación obtiene los productos que anualmente consume. La mayor productividad del trabajo depende de su división, consistente en la división del proceso productivo necesario para crear una cosa en diversas fases, asignada cada una de ellas a un operario. Es evidente que en régimen de división del trabajo (unos fabrican sombreros, otros zapatos, otros pan), el cambio es el supuesto indispensable para cuya generalización es necesario el instrumento monetario, gracias al cual puede uno procurarse lo que necesita a cambio de moneda.

Precisamente ésta es la teoría del valor-trabajo que adquirirá gran importancia en el desarrollo paralelo de las doctrinas liberal y socialista.

Antimercantilista, Smith criticó severamente la identificación de la riqueza con la moneda, refutando la teoría de la balanza comercial y la creencia en la superioridad del comercio interior en defensa de la libertad del comercio. No se puede decir que Smith sea en sentido estricto un fisiócrata, porque superó esta posición, aunque defendió la teoría del "dejar hacer, dejar pasar" en interés general.

Adam Smith fue el primero en hacer de la ciencia económica una ciencia en sí, distinta de la moral, sin crear por eso antítesis entre ambas. La obra de Smith transformó radicalmente la teoría de la economía en el siglo XVIII, al defender la idea de que la riqueza de una nación procedía del trabajo de sus pobladores y no de sus reservas de dinero, como afirmaban los mercantilistas, o de su producción agrícola, como sostenían los fisiócratas. De la misma manera, aseveró que la división del trabajo podía aumentar la productividad de éste y defendió la idea de que los precios eran el mecanismo regulador que aseguraba el equilibrio entre la oferta y la demanda. Con estas teorías, Smith sentó las bases del pensamiento económico capitalista.

Las ideas de Adam Smith marcan, entonces, un antes y un después en la historia del pensamiento económico moderno. Para nuestro curso, identificar sus principales aportes, observar su visión del Estado y las ideas que se desprenden en virtud de su concepción del valor serán los ejes fundamentales de la clase relacionada con el primer pensador clásico de la economía.